División interna…
División interna…

División interna…

Será que es fin de año, no lo sé, pero la semana pasada hice un descubrimiento grande para mí: me reconocí dividida. Me vi siendo dos personas a la vez. Jamás había sido tan claro para mí.

Retrocedo un poco. Uds. Saben que a mí tener mucho tiempo disponible me pone ansiosa (escribí sobre ello aquí). Yo juraba con todo mi ser, que esto era sólo momentáneo, mientras busco un nuevo trabajo y aclaro mi vida. Pero hice un taller durante el fin de semana antepasado (más la luna nueva en géminis que me cayó en casa 8, para los astro-aficionados) que me develó lo que no alcanzaba a ver: toda mi vida he vivido con cierto nivel de ansiedad. A veces más, a veces menos. Pero siempre ahí.

He escuchado a gente experta en este tema que dicen que la ansiedad es un miedo inherente a morir o sentirse en peligro. Con mucho respeto, yo no siento que es miedo a la muerte en mi caso, pero sí lo del sentirse en peligro y el consecuente miedo a no saber qué vendrá. Y bueno, que nunca se sabe realmente que vendrá, es sólo una ilusión; sin embargo, cuando se tiene un trabajo y responsabilidades claras, “más o menos sabes” cómo viene cada día. Si eso no existe, se abre un vacío gigante que te come con zapatos. Al menos así me lo vivo yo.

Lo más impresionante para mí no fue esto per se, si no el que yo misma me estaba tapando los ojos ante esa parte de mí. Una venda bien puesta en los ojos, completamente de espaldas a esa otra yo que estaba muerta de miedo por lo que no sabe qué vendrá. Y ahí me pongo a llorar. Y sigo con ganas de llorar. Y lloro mientras escribo esto. Porque mi (ahora permitida) autocompasión me muestra cuán abandonada me tengo cuando se trata de mirar esta particular sombra. Y duele. Duele ver cómo ese miedo, esa otra yo, quería que la escuchara, que la mirara, que la validara. Pero no. Yo le cerré la puerta en la cara y me negué a verla. Me negué a aceptar esa parte de mí, que sí que existe. Y que sí que, en muchos sentidos, gobierna mi vida.

Mirándolo desde mi ego, siento que probablemente lo hice porque no quería sentirme débil, inferior, indefensa, patética. La gente “abiertamente ansiosa” que conozco (o conocía en muchas casos, porque no les toleraba mucho tiempo, seamos honestas) eran personas bastante desbordadas emocionalmente. Demandándole al mundo que cambiara porque ellos, como bebés (así los veía yo), no podían hacerse cargo de lo suyo. O trabajar en ello al menos, ya de adultos. He sido muy dura con estas personas. Y así, claramente, yo me negué a reconocer esa parte de mí que se identifica con ellas. Estaba bien tapadito todo debajo de un muro bien grueso. Porque yo me veo estoica hacia el exterior. Pero he sufrido en silencio, en soledad, por muchas cosas, y no había visto que mucho de ello fue a causa de una ansiedad desbordada que no supo tolerar lo que estaba viviendo, desde pequeñita. Ahí me cerré.    

Por tanto, la turbina eléctrica de evasión (ansiosa) sólo ha ganado potencia. Me ha impulsado a ser muy productiva, muy interesante, muy activa en todo sentido. Y, de hecho, hay una fina línea, por que sí: disfruto muchísimo y me eleva la energía estar haciendo cosas y actividades que disfruto. Pintar, hacer ejercicio, leer, socializar, escribir, cocinar. Es como una droga: dame más, ¡dame más! El problema es desde dónde hago lo que hago. ¿Es porque siento de corazón que lo quiero hacer en ese momento, o me estoy escapando de mí? Miren que yo caí en burnout aunque (¿o quizás a casusa de?) estaba haciendo yoga y saliendo a caminar casi todos los días eh. Es decir, igual no me escapé. Así tampoco ahora.

En esta búsqueda loca de mantenerme ocupada mientras vivo el vacío de no saber a dónde iré a parar en mi vida profesional, se ha abierto la boca del dragón. Sigo procesando lo que esto significa en mi vida. Sigo atajándome en mis comportamientos y sensaciones corporales. Una buena señal: al menos ahora me puedo mirar de frente y ya no estoy pasando todo el tiempo arrancándome de mí misma. Claramente, esto recién comienza: estoy desarrollando el músculo de la consciencia de mi ansiedad. Continuará.

¿Qué tal tú? ¿Hay algún aspecto tuyo que hayas descubierto en esta última temporada? Te leo.

Foto: Imagen de Love Art. Live Art. en Pixabay

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Aviso legal: La información presentada en este sitio es sólo para fines informativos y de entretenimiento. El uso no autorizado y/o la duplicación de este material sin el permiso expreso y por escrito del autor y/o propietario de este sitio está estrictamente prohibido. Se pueden utilizar extractos y enlaces, siempre y cuando se dé crédito completo y claro a Pilardeagua.com con una dirección apropiada y específica al contenido original.