No sé ustedes, pero desde el año 2020 no he parado de tomar cursos online, escuchar podcast y/o ver webinars. Siento que he vivido en un perpetuo estado de gula informática facilitada por la pandemia, pero que se detuvo durante varios meses a la fuerza por mi burnout (y también lo propició, siendo honesta.) Hoy por hoy, vuelvo a retomar mi fascinación por aprender (con más precaución, porque mi cerebro sigue sensible), y eso me ha llevado a seleccionar mucho más a quién le doy mi atención, tiempo y dinero. Porque esto es energía, no lo olvidemos. Y mientras sigo buscando mi sweet-spot entre consumir y crear (hablé de esto en mi artículo aquí), me hago la siguiente pregunta: aquellas entidades o personas que en este momento están generando contenido, ¿enseñan realmente, o sólo comunican?
¿Por qué mi pregunta? Porque yo escucho mucho contenido, pero no siempre aprendo. Es decir, a veces igual quedo con dudas, o simplemente no entiendo. Sin embargo, varias de mis fuentes de información declaran que les gusta enseñar, ¿pero se puede enseñar realmente si no tienes feedback de quien te escucha?
Hay muuuuucho contenido online disponible, mucho; sin embargo, ¿cuántas creadoras se ocupan de captar cómo su material está siendo recibido? Ok, las redes sociales te permiten dejar comentarios y siempre se pueden mandar mails, pero créanme: hay una razón por la cual el feedback más útil se obtiene cuando se recolecta a través de encuestas diseñadas con un objetivo claro. Los comentarios espontáneos sirven, desde luego, pero estos son subjetivos y, por lo mismo, no siempre representativos.
Para mí, lo que ocurre actualmente online o en redes sociales es que se comunica principalmente. Se entrega información. Pero no siempre se enseña. Que yo logre aprender de ello habla más de mi estilo de aprendizaje que de otra cosa. Hay mucha gente que escuchando aprende, mientras que otras necesitan imaginarse las cosas, escribirlas, practicarlas o leerlas para que realmente se digiera la información. Y redes sociales (o los cursos online, podcasts, YouTube, etc.) ofrecen un poco de todo. Pero el que comunica más no significa que enseñe más. Eso es sólo volumen, no calidad. Cuando se enseña, se ayuda a avanzar. Se construye sobre ello. Sin embargo, la mayoría de nosotros no hacemos eso. La mayoría de nosotros sólo consumimos, sin realmente digerir bien la información entregada. Por lo tanto, es más lo que se termina comunicando, que lo que se enseña realmente.
Incluso aquí, yo comunico, pero si enseño se deberá a que algo de lo que escribí hizo click para ustedes, les aportó algo nuevo o les abrió un poco la mente para ver este tema desde otra perspectiva. ¿Me explico? [Hacer esta pregunta – usar “me explico”, en vez de “me entienden” – me lo recalcó una profesora en la universidad porque realmente cambia la dinámica del proceso de enseñar. Cuando pregunto si me explico es porque yo estoy queriendo dar a entender algo, es mi responsabilidad usar las palabras y conceptos adecuados para mi audiencia de manera que se entienda el mensaje. Sin embargo, cuando alguien dice “me entienden”, ponen la responsabilidad afuera, el mensaje es indistinto de quien escuche, por lo tanto, no necesariamente se entrega para enseñar. Entonces, no es lo mismo. 😉 ]
En fin, esa es mi reflexión de momento. ¿Cómo ha sido la experiencia de aprender últimamente para ustedes? ¿Sienten que aprenden, o más bien consumen información? Les leo.
Foto: Imagen de Freepik.