Cuando estuve en burnout, tuve que detener todas las actividades que significaran consumo intelectual. Esto incluyó leer. Qué desdicha para mí, porque es una actividad que amo desde que era niña, pero sabía que era absolutamente necesario para mi recuperación.
Así estuve un par de semanas, sin hacer mucho, pero con la esperanza de que pronto podría al menos volver a leer, aunque fuera novelas livianas. “El Camino del Artista” de Julia Cameron, no es una novela liviana. Es un camino de recuperación. Lo tomé porque mi instinto me lo susurró. Me dijo, “este sí.” Y de hecho fue el único libro que pude leer en un buen tiempo, lo que sólo fue posible porque no lo sentí como un esfuerzo, si no como medicina para el alma. Julia Cameron lo escribió con esa intención, para ayudar a reencontrarnos con nuestro artista interno (que también es nuestr@ niñ@ intern@). Por lo mismo, está diseñado a modo de programa -12 semanas de ejercicios y prácticas, en realidad-, que puedes hacer a tu ritmo o en grupo. Tiene frases al margen que sirven de inspiración, y también diversos ejemplos para ilustrar los mensajes.

De hecho, uno de los ejercicios que más me sirvió fue la escritura libre para expresar mi diálogo interno. A través de esta práctica, pude reconocer y darle espacio a mi crítica interna: verla, aceptarla, y manejarla de forma amorosa cada vez que se asomaba. Tal fue el impacto del ejercicio, que nunca más dejé de escribir (por lo mismo siempre ando con una libretita y lápiz a donde quiera que vaya). También comencé a tomar clases de pintura. Siempre me ha gustado el arte, pero nunca me sentí lo suficientemente buena para practicarlo. De hecho, lo más cerca que estuve fue cuando estudié un año de arquitectura y lo abandoné porque fue simplemente una tortura en ese momento. Me traté muy mal en el proceso, mi autocrítica al mando en todo su esplendor.
Pero esta vez, inspirada por el método de Julia, me propuse ayudarme. Busqué un lugar donde pudiera darme las mejores condiciones para apoyar este sueño y verlo crecer como una plantita. Y lo encontré. Ha sido una experiencia increíble por muchas razones: me he tenido paciencia y he manejado mi autoexigencia (esto es clave según Julia), mi profesora ha sido muy buena guía, y por sobre todas las cosas, me siento inspirada y con ganas de crear cada vez que empiezo una nueva pieza. Por primera vez estoy disfrutando del proceso creativo tanto como el resultado. ¡Qué felicidad para mí y mi niña interna! Sé que Julia estaría feliz también.
Si te pica la curiosidad, te invito a navegar el mundo de Julia Cameron, su estilo es amigable, amoroso e inspirador, un verdadero bálsamo para los sentidos y una guía para el alma. Si ya lo has leído, cuéntame qué te pareció. Me encantaría saber.
Foto: Imagen original de Pilar Gómez Alvarez.