Sugerencias para manejar la ansiedad de la libertad…

En este momento de mi vida tengo tiempo. Tengo la libertad de decidir cómo quiero que sea cada día: qué hacer, qué no hacer según cómo me sienta. Realmente es un lujo. Pero aquí algo que la gente a veces no menciona: ¿y si tener tanto tiempo sin actividades definidas te genera ansiedad? Sí, para algunas de nosotras se puede volver estresante. No se disfruta. Navegas un mar de dudas e inconsistencias que se sienten como presión, porque deberías estar haciendo algo productivo, ¿no? Si no, estás perdiendo el tiempo, tu vida. Y te sientes culpable. Irresponsable. Una perdedora. Así me lo he  vivido yo a veces.

¿Qué estrategias estoy aplicando para navegar esta libertad cuando me abruma? Estoy probando distintas cosas para identificar mi mejor ritmo, pero también estoy haciendo espacio para ver de dónde vienen esas emociones que me generan estrés, que me castigan, que me presionan. ¿Por qué? Porque así puedo saber en qué momento hacer qué cosa, con gusto, y que se sienta alineado con mi naturaleza. Además, de esta forma lo hago desde un lugar neutral. De hecho, para mí, ese es uno de los problemas con sentirte culpable por tener tiempo libre: lo puedes llenar con puras tonterías sólo para que las emociones no se vuelvan locas. Si cedes a estas urgencias como pollo sin cabeza, ahí sí puede que te sientes mal, porque después te das cuenta de que de todas formas derrochaste el tiempo. No hay cómo ganar.

Entonces, si estas viviendo algo similar, aquí te comparto algunas herramientas que estoy aplicando para apoyarme y encauzar este tiempo de forma constructiva:

1. Adoptar hábitos constructivos. James Clear, el autor de “Hábitos atómicos”, es mi guía para esto. Su mensaje y su libro son muy claros, lo que ayuda mucho a bajar la ansiedad y las expectativas irrealistas sobre cómo quieres aplicar cierto orden a tu vida. Lo recomiendo como punto de partida.
2. Repasar. Anoto lo que hice en el día, al final del día, a modo de punteo. Me ayuda a evaluar en qué ocupé mi energía y si dentro de todo logré hacer cosas que me hicieron sentir bien. Este ejercicio es un gran indicador para los siguientes días.
3. Crear. Para esta actividad en particular, encaucé mi energía en crear unas tarjetitas de hábitos. Son sencillas, pero se basan en actividades que disfruto y que siento que necesito hacer/experimentar todos los días para energizarme de forma positiva (spoiler: fue el resultado de aplicar el punto dos por algunas semanas.) Si leyeron mi post “Consumir & Crear”, ya saben por dónde va el tema para mí.
4. Escribir. Journaling es una herramienta increíble (gracias, Julia Cameron). A mí el sólo hecho de escribir lo mal que me estoy sintiendo por esta “libertad ansiosa”, ya me ayuda a bajar la ansiedad. Hay algo realmente tranquilizador en llenar un papel con garabatos sin censura. Pruébenlo, es muy sanador. Les sugiero que lo hagan lo más seguido posible (¿quizá a modo de hábito nuevo?) con un cuaderno y lápiz que les guste, así se hace tanto ameno, como revelador.
5. Auto conocerse. Es la única forma en que realmente te puedes apoyar de forma efectiva. De hecho, las cuatro herramientas anteriores son estilos que van bien conmigo. ¿Cómo lo sé? Podría dar muchas razones basadas en insights que he obtenido a través de la astrología, la psicología, y/o el diseño humano, etc., pero si bien estas herramientas me dan luces y guían mi proceso, no hay nada más auténtico que probar, experimentar y ver qué es lo que te funciona. Así te vuelves tu propia autoridad. Para mí, no hay nada más empoderador que eso.

¿Y tú, has experimentado algo así? ¿Qué te ha servido? Me encantaría leerte.